La vida me há enseñado a ir de
frente, a ponerle cara al asunto. Me a enseñado a saber que quien no
arriesga, no gana. A salir despacio y no salir corriendo para huir. Que
siempre debo mirar antes por mi, que por otro. Que cuando algo no está
saliendo como debería tengo que cortar por lo sano para yo no ser
perjudicada. Que si una jugada no vale, que empiece otra. He aprendido
que la vida son dos días y que no hay que derrochar tiempo. Que
debemos aprender a querer, no cuando encontremos a la persona perfecta,
sino cuando aprendamos a creer en la perfeccion de una persona
imperfecta.
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