Cada historia es un largo camino que sólo conoce quien ha tenido que recorrerlo Ser bienvenidos a mi mundo.
Sometimes the strongest and most wonderful things are those we cannot see
lunes, 26 de abril de 2010
No se si tiene algo de ver con el “fenómeno Crepúsculo” o con la reposición, de madrugada, de una vieja serie de televisión, pero este mes he vuelto a engancharme a los vampiros. Más bien a ese halo romántico, de ser solitario, de criatura bohemia de otro tiempo que tiene un vampiro: alguien que vive bajo la luz de la luna, que anhela estar vivo aún siendo inmortal, que quisiera sentir por un momento un escalofrío atravesando su cuerpo de cera…
A veces creo que yo llevo casi tres años siendo un vampiro: alguien me mordió en el cuello una noche de luna llena y me concedió, con ello, el “regalo” de la inmortalidad. Nací a una nueva vida y renuncié a la que tenía antes. Ahora vivo en la sombra, adoro la luna y me encanta la soledad. Vago por una ciudad sin nombre, madrugada tras madrugada, intentando que él, y la ciudad misma, me devuelvan el alma. El alma que se quedó allí, apoyada en una pared, mientras mi cuerpo y lo que quedaba de mí nos mezclábamos con la niebla. El alma que anhelo recuperar, restaurar poco a poco como un viejo libro, con mimo, con parsimonia, con dedicación exclusiva…
Sé que pronto regresaré a buscarla: que debería tratar de recuperar lo que dejé de mí y de que todo vuelva a su sitio. Pero sé que, en las noches de luna llena seguiré anhelando que él se descuelgue por mi ventana, que me acaricie despacio y poder perderme en su mirada para siempre. Sabe que está invitado, que siempre lo estará. Los vampiros no pueden entrar si no les invitas. Yo invité a este vampiro con alma hace tiempo a formar parte de mi día a día. Y pese a todo, así quiero que siga siendo…per sempre…
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