A veces, nos rodeamos de ilusiones y sueños porque sabemos que somos más felices de esa forma. Soñamos con un mundo en el que las obligaciones, los problemas y nuestras penas no existen. Los sueños nos recuerdan que hay algún lugar donde la marea está siempre calmada. El estrés, la infelicidad, la tristeza. Factores que nos obligan a cambiar la realidad por algún mundo inventado. Creemos, y en el fondo sabemos, que sin ilusiones no podríamos tener las fuerzas suficientes para caminar y para enfrentarnos a los peores aspectos de nuestra vida. Creemos que ser totalmente realistas sería demasiado arriesgado, pues estaríamos llamando a la puerta de la debilidad y destrucción. Ser soñador, saber viajar a otros tiempos y lugares, tener la habilidad de encontrar una sonrisa en otro mundo cuando en el tuyo propio no la encuentras, no es cuestión de debilidad. ¿Qué tal si somos soñadores sin antes olvidar que existe una realidad?, ¿qué tal si ponemos límites a nuestros sueños?
yo siempre te sueño despierta...
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